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Nos dice Kant en su ensayo "Lo bello y lo sublime" que son ambos sentimientos agradables pero de muy diferente modo. La noche es sublime, el día es bello. En la calma de la noche estival, cuando la luz temblorosa de las estrellas atraviesa las sombras pardas y la luna solitaria se halla en el horizonte, las naturalezas que posean un sentimiento de lo sublime serán poco a poco arrastradas a sensaciones de amistad, de desprecio del mundo y de eternidad. El brillante día infunde una activa diligencia y un sentimiento de alegría. Lo sublime, conmueve; lo bello, encanta. Lo sublime ha de ser sencillo; lo bello puede estar engalanado. Aquí os dejo una cantata sublime de Bach impregnada de la belleza interpretativa de Khatia. Kathia Buniatishvili - J.S.Bach - Cantata BWV 208